Durazno y hasta Florida
El martes me fui por un día nublado y muy ventoso, en contra, para
Durazno. Le gustarían a los padres llevarme a conocer lagos a 60km de Trinidad,
pero no aguanto ir de coche a un lugar, salir del coche 15mn (todavía hace
frió), si que más bonito, y pues de nuevo seguir de coche hasta el próximo
lugar bonito. Pues haré una vuelta mas cuando revuelve de Brasil, después del
paso del toro para verlos.
Después de 45km de esfuerzo, llegue a Durazno, adonde solo almorcé
de un chivito. Es un bocadillo con lomo de vaca, jamón, queso, tomate, ensalada
y condimentos, rico y barato. En Durazno sentí como un ambiente muy triste, a
pesar que los obreros son muy simpáticos y me alentaban, tal vez porque estuve
cansado. La ciudad no es tanta bonita como Trinidad, se queda pocos edificios
antiguos, lo mas de estilo clásico, y los nuevos son básicos, útiles no más.
Pues seguí por la ruta 5, que siempre tiene banquina, mi bici senda,
hasta Sarandi Grande, adonde dormí. Son dos calles a cada lado de la vía de
tren, una iglesia blanca de estilo barroco, con el campanil redondo que se ve
de lejos, y un hotel con las ventanas rodeas de decoraciones, unos de estos
pueblos desconocidos que son la rutina del viajero.
La ruta 5
es siempre rodeada de pinos o eucaliptos grandes por el lado del este, que la
protegen del viento fuerte que sopla en general de este lado. Para que crezcan
esos árboles, hay un canalito al lado de la ruta, adonde va y se queda toda la
lluvia que se cae sobre la ruta, idea bastante lista.
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