Chile 19 Constitución

Constitución

Pues Constitución al principio hay el olor. ¿Qué es eso? Algo como la mañana siguiendo una fiesta, con los cigarrillos apagados y botellas vacías en todo lado del comedor. Al fin de la bajada interminable llegamos a una cuadra: a la derecha está el centro, a la izquierda la playa, y al frente la planta de celulosa, el corazón de Constitución. Es grande como un barrio, al menos 1km de largo, y lo mismo de anchura. Es todo llenado de tinglados y torres de metal, de chimeneas altas, y de maquinas que llevan y traen la madera y las virutas de madera. Y siempre camiones entran y salen, cargados de troncos de madera. El humo blanco cambia el cielo todo nublado. Vistiendo eso, me da el gusto de huyerme rápido de esta ciudad.

Pues doble en la calle que va al centro. En esta, fue otra sorpresa. A cada lado, desde el fin de la planta hasta la plaza mayor, están al menos 15 residenciales juntas, casi todas feas, con piezas sin ventana, o sucias, o pequeñinas, o muy viejas, y todas vacías. Sólo las primeras y la última son aceptables. En fin la ultima fue la única que me propone una bajada, y arriende una pieza moderna, con cama cómoda, mesa, silla, ventana, y limpia. Estuve el único cliente, durante 2 noches, en las 20 piezas que tiene este hotel. ¿Pero de que sobreviven estos negocios? 

Luego encontré otra sorpresa, la belleza del pueblo antiguo. La plaza mayor misma no es el mejor. La municipalidad ocupa un edificio grande, copia de estilo arte decorativo, demasiado repetitivo y con decoraciones básicas. La catedral es más bonita, toda de adobe roja, con líneas blancas. La torre alta es alta con un techo en campanilla, y el pórtico de estilo greco, con 2 soportes y un techo triángulo.

El más fabuloso son las calles al lado. Son ribeteadas de casa bajas, de una o dos plantas, con el techo en tejas canales, y cada tiene su proprio color, roja, azul, amarilla, verde, naranja, etc... al gusto del dueño. Además son bien pintadas, en buen estado, y muchas tienen decoraciones alrededor de las ventanas y puertas, y a bajo del techo, y a veces esculturas. Es un placer de caminar por estas calles, descubriendo cada casa. También hay 2 iglesias, una con el pórtico puro greco clásico, la otra de adobe, como un teatro de estilo arte decorativo, con 3 puertas muy altas, de cimiento blanco, con una decoración sobre la del centro, y una torre fina al lado. Y al fondo de las calles, al norte, es el puerto antiguo, al largo del río, con las barcas de madera con un techo de tela, para crucer el río, y con las lanchas de pesca, y la vista del río ancho, mucho agua, y los ribazos verdes al frente.

Luego viene otra sorpresa. Fue a la playa, llamada la playa de los gringos. Pero aquí no hay, y seguro nunca habrá ningún europeo. Un viento furioso y frío lleva el polvo de la ruta de tierra, la arena, y las virutas de madera. En la playa sólo hay unas chicas gordas y maduras que broncean, nada por mirar, y unos niños jugando. Al lado están restorantes pobres, o cerrados, tres hombres que ponen un tocadiscos con altavoces grandes y música moderna, y vendedores de recuerdos. Y al frente la planta de celulosa ocupa una playa larga, más o menos escondida por los humos negros y blancos y las colinas de virutas, suciando todo, el mar, la playa, la calle, la plaza. Entonces el interesante se encuentra un poco más lejos, siguiendo la ruta de tierra al largo del mar, hacia las otras playas. Acá están unos peñones altos, grandes, esculturados por el viento y el mar, contra vienen fracasarse las olas, con fuerza y rocíos. El primero, llamado el elefante, es todo de piedra blanca y tiene la forma de una muela de pajas blancas. Después siguen una con un hueco y las olas que la atraviesa, y 3 vecinos como torres. Y luego se ve toda la costa y un puerto al fondo. 



























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