Iquique
Iquique es una ciudad tranquila, a orillas del mar, que encontré agradable. Pues lo interesante se limita a la explanada que rodea el mar unos kilómetros, con un paseo bien desarrollado, muelle para peatones, ciclo vía, árboles, y poco trafico por la ruta.
A veces son playas, a veces recifes, con las olas que choquean con mucho ruido. Y siempre hay el olor del mar.
De la costa se ve el puerto con barcos de pescadores y torres de lujo, de la península Cavancha.
Lo otro es la calle peatonal Baquenado, rodeada de casas antiguas en madera. Son con ante el primer piso una galería, y un balcón en el segundo piso.
Aquí están también los museos, el regional que cuenta la vida y la historia de los indios del litoral, y el de arte, con muebles y obras de pintura.
Al cabo esta la plaza mayor Arturo Pratt, con el teatro, parecido a un palacio francés, la torre de la hora y el club español, ambos de estilo árabe-andaluz, otro club y la casa de Croacia, bien decorada también.
Luego por las calles alrededor se quedan bastantes casas de madera, pero no tan bien restoradas, y mezclados con edificios modernos.
Todavía hay poco tráfico en las calles, no cambia el paseo en sufrimiento.
Lo agradable es también comer en el mercado, y hacer sus compras de frutas del norte, mangos, pepinos, tumbos, guaraya, papayas, de pescado y de marisco, con un buen vino es exquisito.
La zona franca no merece la vuelta, parece como cualquier centro comercial o zona franca de aeropuerto.
Lo demás son muchas torres altas, edificios nuevos, y barrios mas o menos tipo Chileno.
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